miércoles, 6 de noviembre de 2013

Procurando paz

Carlos Alberto Sierra M.
Por: Carlos Alberto Sierra Morales

Apropósito de los diálogos de paz en La Habana, se ha hablado de la experiencia del acuerdo de paz con el M19; y en este momento coyuntural es pertinente analizar -23 años después de la firma de este acuerdo- qué le puede decir este precedente a la mesa de negociaciones y a la sociedad colombiana.

Una de las razones estructurales del alzamiento en armas de la guerrilla del M19 fue la falta de garantías para la participación política, debemos recordar que en los años setenta en Colombia se vencía el plazo que habían estipulado los partidos Liberal y Conservador para dividirse milimétricamente el control político y administrativo del país (el llamado Frente Nacional). Ese plazo se extendió varias veces, manteniendo a la misma élite política del país en el poder por más de 50 años (ya casi son otros 50), lo que ha sido denominado por algunos académicos como una “dictadura civil”. Esta estructura política excluyente tuvo para el M19 un hito: el “robo” de las elecciones presidenciales a la ANAPO (en cabeza de Rojas Pinilla) el 19 de Abril de 1970.

En un acto descarado que todo el país evidenció, cuando ya se daba ganador al general Rojas Pinilla, el gobierno nacional “mando a dormir el país”, cerrando la posibilidad de dar continuidad a los informes electorales por radio y televisión. Al otro día el ganador era otro, siendo obvio para la mayoría de la sociedad el fraude electoral. La facción más proclive a la izquierda de la coalición de la ANAPO determinó entonces que definitivamente no había garantías para la participación política en el país, generando para ellos la necesidad del alzamiento en armas para lograr la participación y transformación política que querían en aras de cambiar la estructura social excluyente y desigual de Colombia por medio de la vía armada.

20 años más tarde, en el contexto de grandes aciertos y fracasos tanto políticos como militares, el M19 con la mayoría de sus miembros fundadores muertos, decide concretar un acuerdo de paz con el gobierno. El punto fundamental de este acuerdo es la garantía de la participación política en el país. En el acuerdo del 9 de Marzo de 1990, no se acuerda ningún cambio sobre los problemas estructurales del país, solo visibilizan algunos mecanismos de participación política para los miembros del M19 y lo que se consideraba su gran victoria: La posibilidad de la Asamblea Nacional Constituyente, para la cual se hizo una gran convocatoria nacional; esta agrupación tendría tres puestos fijos dentro de la Constituyente gracias al acuerdo. La pelea fundamental que dieron al interior de la Constituyente era la misma: garantizar el ejercicio democrático al pueblo colombiano, y en algunos puntos se logró (con la tutela y otros mecanismos en el papel). Se planteaba que los cambios estructurales los realizarían cuando por la vía democrática se encontraran en el poder, hecho que no se había concretado hasta la elección de Gustavo Petro como Alcalde de Bogotá.

La firma de este acuerdo fue celebrada por el Gobierno Nacional con la muerte de uno de los firmantes: Carlos Pizarro, comandante general en ese entonces del M19, asesinado por agentes paraestatales, presuntamente por ordenes del DAS, y bajo la complicidad del Ejército, tres semanas después de firmado el acuerdo. Desde hecho varios miembros del M19 reintegrados a la vida civil fueron asesinados, los demás han tenido que vivir en una persecución constante, muchos de ellos en el exilio. Veinte años después la Constitución (que era reclamada por ellos como su victoria), ésta ha sido modificada varias veces, sobre todo en los puntos relacionados con las garantías de participación política que era su reivindicación fundamental, incluso en este momento está en proceso de discusión la acción de tutela y las acciones colectivas que eran sus mayores victorias.

En estos días se habla de la posible destitución del Alcalde Gustavo Petro por parte de la Procuraduría, más concretamente por parte del Procurador Alejandro Ordoñez. Si esta destitución tiene a lugar, se cerrarían las posibilidades de participación política a una de las cabezas visibles como ex -miembro del M19, lo que concretaría todas las condiciones políticas, sociales y económicas por las que surgió hace 40 años esa misma guerrilla. Esto dice mucho de las garantías de un acuerdo de paz firmado con el gobierno colombiano, esto dice mucho acerca de la posibilidad del cumplimiento del gobierno nacional con lo pactado en los acuerdos de paz. Esto dice mucho en relación a una posibilidad de paz real y duradera en Colombia.

En 1952 se concretó un acuerdo entre el General Rojas y las guerrillas liberales del llano, unos meses después la mayoría de los miembros de las guerrillas habían sido asesinados, no se cumplió ninguno de los pactos firmados. Años años atrás pasó lo mismo con los combatientes liberales de la guerra de los mil días, recordando a García Márquez, en Colombia se ha vivido una y otra vez la misma historia, mil Aurelianos más, cientos de coroneles que esperan a que llegue la carta en donde se confirme el acuerdo firmado por el gobierno hace años. El gobierno colombiano tiene un historial interminable de incumplimientos en sus acuerdos: le incumple a los campesinos, a los indígenas, y el pueblo dormido sigue en su siesta de otros cien años. Yo me pregunto ¿Qué garantía puede darnos este gobierno de que cumplirá un acuerdo si es que se firma? De no hacerlo esta horrible noche durará más y más, y este cuerpo, esta tierra, esta sangre sobre sangre ya no lo resiste más.

Twitter: @LaTribunaCol

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