lunes, 16 de enero de 2012

A propósito de la respuesta de Timochenko al profesor Medofilo Medina - Santiago Peña Aranza

Timochenko, Comandante de las FARC
Por: @SantiagoPeye

Hace mucho tiempo no escribía artículos de opinión política, pero he leído la respuesta de Timochenko a la carta abierta enviada por el profesor Medofilo Medina al difunto Alfonso Cano y definitivamente merece un comentario por su lucidez literaria y las verdades innegables que dice.


El profesor Medofilo le escribe a Alfonso Cano motivado en primera instancia por haberlo conocido en la Universidad Nacional y en segunda por que considera necesario que el ciudadano corriente conozca la argumentación de las FARC, algo que en Colombia no es difundido por la gran prensa y que es clave para entender su visión del conflicto y sus eventuales propuestas a futuro. Además, como bien dice el profesor “en la coyuntura de Colombia y en la fase actual del conflicto interno es por demás necesario y oportuno profundizar la reflexión sobre el mismo y abrir la discusión amplia y democrática, bien sobre la inevitabilidad de la guerra o bien sobre las posibilidades de la paz”.

Antes que nada debo decir que Timochenko me tiene sorprendido. Ha escrito tres cartas en dos meses como comandante en jefe de las FARC y su lucidez a la hora de escribir y argumentar pareciera darle un nuevo aire político a la dirección de esa guerrilla. Algo que muchos esperábamos de Alfonso Cano cuando asumió el mando, pues era él quien tenia la fama de intelectual, pero como bien dice la columnista María Jimena Duzán sus cartas eran “pastorales insoportables” que distaban poco de las del propio Manuel Marulanda.

Y no es que Cano y Marulanda no tuvieran sus argumentos, y seguro muchos son los mismos que expone Timochenko en su carta al profesor Medina (aunque hay cambios), sino que a nivel político el actual comandante de las FARC parece haber comprendido que el lenguaje y la palabra también hacen parte de todas las formas de lucha, y que en este momento le pueden otorgar los réditos que la lucha armada parece no darles.

¿Cuándo un comandante de las FARC había sido elogiado de alguna manera por un columnista de un medio reconocido del país? Me atrevería a decir que nunca. Pero reitero: la lucidez de los escritos de Timochenko no puede pasar inadvertida. (ver columna de María Jimena Duzán)

El objetivo de este texto no es  entrar en los detalles de la argumentación de Timochenko, pero sí es motivar a los colombianos a leer la carta de forma crítica, analítica y sobria y a no ignorarla solo porque es el comandante de las FARC quien la escribe.

Las FARC puede ser una guerrilla desprestigiada justamente o no (no entraré en ese debate), pero de cualquier forma eso no hace que allí no se digan verdades históricas como el hecho indiscutible de que en nombre del ideal “democrático” promovido por la Casa Blanca se puedan invadir países y bombardear pueblos enteros, “desestabilizar gobiernos no afectos” para darle paso a “economías de mercado, a la millonaria inversión extranjera, a la extracción descarada de recursos naturales, al enriquecimiento apresurado de una élite privilegiada”. Lo hemos visto frecuentemente.

Otra cosa cierta de esa carta es que los intereses de las clases privilegiadas no son los mismos de los millones de personas hacia las cuales van dirigidas sus políticas, y que para que esos intereses sean coincidentes es necesario un régimen político diferente que se tendrá que basar en una verdadera independencia y en la soberanía nacional, lo que inevitablemente se haría chocando con los intereses de poderosos monopolios económicos nacionales e internacionales. ¿Alguien tiene dudas en este punto?

¿Alguien se atrevería a negar que la política de hoy carece de contenido ideológico y que depende de un costoso marketing que compromete a los candidatos con quienes los patrocinan en vez de con las personas que les votan? O que para hacerse escuchar “el pueblo raso” debe tomarse las calles porque los “partidos y grupos nepotistas y corruptos, que sólo le producirán enormes decepciones” son incapaces de representar verdaderamente sus intereses. ¿Alguien se atreve a negar que en Colombia tenemos una política nepotista y corrupta? O que el alzamiento armado de ciertos sectores fue fruto de un sistema político restringido que ha reprimido brutalmente el disenso en la sociedad y que aún se mantiene. Si bien es cierto que las FARC no son precisamente un ejemplo, tenemos que nuestra institucionalidad tampoco lo es. El calificativo ambiguo de “terrorista” debería aplicar a ambos, porque los crímenes de unos no pueden llevarnos a hacernos los de la vista gorda frente a los crímenes del otro.

Otra verdad histórica innegable es el ya comprobado hecho de que la Unión Patriótica fue exterminada “bajo la mirada impasible de la clase política colombiana” y que no se trata de entregar las armas para “hacer coro a las mentiras oficiales” sino de “construir reglas de la democracia para que se debatan ideas y programas en igualdad de oportunidades”. ¿Acaso no se trata de eso? Reflexiónemelo sinceramente. Ignoremos que lo dice Timochenko, ¿quién con un verdadero sentido democrático se opondría a esto? Pues bien, si no se debaten ideas y programas en igualdad de oportunidades es porque hay sectores poderosos a los que no les interesa que se debatan. Así de sencillo.

No me detendré en cada punto de la carta porque es muy extensa, pero precisamente lo es porque el tema del conflicto armado es mucho más complejo que una “amenaza terrorista” de unos bárbaros que echan bala porque sí y se lucran del narcotráfico. Eso es ser facilista y es quedarse con la verdad del régimen. Pero resulta que ni el régimen ni las FARC nos dicen la verdad completa. Es por esto que debemos poner atención detallada a lo que dicen los actores del conflicto, para hacer nuestra propia lectura, y para eso es necesario estar informado. Ir a varias fuentes, no sólo a El Tiempo, RCN, Semana o Caracol. Leamos la prensa alternativa también y construyámonos nosotros mismos un criterio independiente.

Y para terminar recuerdo y reitero la invitación del profesor Medina para profundizar la reflexión sobre el conflicto interno y abrir una discusión amplia y democrática sobre si la guerra es inevitable, pero sobre todo sobre las posibilidades de la paz.

Lea acá la carta del profesor Medófilo Medina al difunto Alfonso Cano

Lea acá la respuesta de Timochenko

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