sábado, 11 de agosto de 2012

Agonía del PDA, izquierda y la nueva política nacional: La otra movida democrática (Parte II)

El drama de la conferencia ideológica nacional

Por: Miguel Ángel Herrera Zgaib

Durante los episodios de la pasada conferencia realizada en Bogotá, se anticiparon los eventos que ahora se cumplen con la fuerza inexorable de un suicidio asistido de lo que fuera un promisorio proceso de unidad de la izquierda y la democracia nacional.

El episodio que mejor lo expresa es la esforzada tarea retórico del otrora símbolo del mayor “triunfo” electoral de las fuerzas de izquierda: el profesor y exmagistrado Carlos Gaviria Díaz, con el 22 porciento de la votación presidencial enfrentando al sectario e hirsuto candidato Álvaro Uribe Vélez.

En su perorata, asistido por un “cancerbero” del Moir que le ofrecía sendos vasos de agua, “condenaba” la Marcha Patriótica, porque no existían garantías de un claro deslinde entre ésta y la insurgencia armada de las Farc. Razón de más para que el Frente que propone la dirección actual del Polo saludara pero mantuvieran distancia de dicho proyecto político.

Al respecto ya existía una constancia de 26 de marzo de 2012, como se recuerda en las consideraciones actuales de la expulsión del PCC, invocando el ideario de una unidad fracasada. Porque en el entretanto se han desprendido figuras de relieve, y seguidores de las mismas, por voluntad e impotencia propias.

Enfrentados a la realidad antidemocrática que se padece al interior de un partido que concebido en 2005, en verdad es una confluencia de fuerzas cuya debilidad organizativa las hace no aptas por separado para ganar elecciones, y juntas las convierte en una confusión.

Un paradójico colofón legal y constitucional

“…este Comité Ejecutivo Nacional considera que la práctica de doble militancia asumida por el Partido Comunista Colombiano, excluye a sus miembros del Polo Democrático Alternativo.”

La invocación por los jerarcas del PDA de la Ley 1475 de 2011, que reglamenta la actividad política de la democracia representativa en Colombia, y de la Sentencia C-490 de 2011 de la Corte Constitucional, que caracterizó la prohibición de pertenecer a dos organizaciones políticas, justifica, dice el Comité ejecutivo, a la vez que los obliga a vigilar y hacer cumplir la ley, las normas estatutarias y las resoluciones del PDA.

Las cuales, por supuesto, ellos jamás observaron, con escasísimas excepciones que dejaron constancia, ni ejercieron en la corruptela padecida durante el segundo gobierno del Polo de la ciudad de Bogotá, que se cerró con la estruendosa derrota del ex candidato Alirio Suárez, animador efectivo junto al senador Jorge E. Robledo de la última expulsión.

De otra parte, esta decisión coloca en situación el quehacer del Comité de ética, que el Comité ejecutivo nacional pasó por alto, como en otras ocasiones ignoró o “señaló” cuando ejerció con prudencia sus competencia para sancionar actos de manifiesta corrupción política, sin atenerse a lo que pudiera establecer la justicia nacional.

Claro, el Comité de ética tiene que pronunciarse al respecto, lo mismo que en relación con el penúltimo caso de expulsión que tuvo que ver con los congresistas partícipes en otro movimiento, “Progresistas”, así como el reclamo explícito hecho a éstos para que entreguen las curules que obtuvieron siendo elegidos como miembros del PDA.

Al rechazar los afectados la expulsión, unos y otros han aducido “al rompe” que los movimientos, Progresistas y Marcha Patriótica no tienen a la fecha la entidad de partidos. Ellos son proyectos en curso de un variopinto panorama de expresiones nuevas, como el Movice, el Congreso de los Pueblos, los Verdes, La Mane, y los mismos partidos asociados en forma vergonzante dentro del PDA, aunque en ellas reconozcamos también figuras y liderazgos tradicionales. Asociados con jóvenes dirigentes, y líderes locales y departamentales y locales, hay ganas encubiertas de “parasitar”, cooptar las nuevas expresiones sociales y políticas.


Miguel Angel Herrera Zgaib
Proyecto @utonomista

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