viernes, 30 de julio de 2010

200 años de pasión - Carta del Director de La Tribuna a El Espectador


Leí en su edición del 21 de julio el chat con Alexandra Rojas, directora del Fondo de Prevención Vial, sobre la campaña de la inteligencia vial y el tema me hizo volver a reflexionar sobre algo en lo que ya había reparado: la dicotomía entre inteligencia y emoción.


Alexandra Rojas afirma que “los colombianos conducen con más emoción que razón, con poca conciencia de que son parte de un sistema y de que sus acciones afectan a los demás”; esto es cierto también para otros ámbitos aparte de la conducción vehicular, y aplicar la inteligencia sería bastante útil para mejorar aspectos fundamentales del país.


El diálogo argumentativo y pacífico es producto de la inteligencia, mientras el insulto, los gritos y las peleas son producto de las emociones. Por esto me parece inconveniente aquella campaña de “Colombia es pasión”, que no promueve para nada la reflexión sobre problemas importantes en el país, como por ejemplo la falta de una identidad nacional clara y definida, indispensable para lo que debería ser un Estado moderno en el que sus ciudadanos sean tolerantes. La misma campaña sitúa, por el contrario, esta identidad en un sombrero vueltiao, en que “ser colombiano es un premio” (¿por qué?) y otras cosas que no tienen un asidero histórico real. Posicionar a un país como marca no debe ir en contra de lo que sería lo mejor para el país.

Colombia debe ser más razón y menos pasión, debe ser más moderno y menos premoderno. Recordemos que es precisamente la razón lo que identifica la modernidad que caracteriza a Occidente después del oscurantismo religioso de la Edad Media. Modernidad que se dio, finalmente, con las revoluciones burguesas de Estados Unidos, Francia e Inglaterra, que supuestamente inspiraron nuestra emancipación de España hace 200 años, aunque hoy haya bastantes cosas que nos hagan dudar de nuestra Independencia.


Por: Santiago Peña Aranza, Politólogo.

La carta fue publicada en el siguiente link
http://www.elespectador.com/columna-214561-200-anos-de-pasion

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