Hoy es el día del periodista y más allá de enviarles saludos y abrazos a mis colegas, quiero compartirles una reflexión sobre el oficio y sobre la doble moral en la que se mueve el sagrado derecho de la libertad de prensa.
Este derecho es de origen liberal y su desarrollo es paralelo al origen de la democracia. De hecho ha adquirido tal importancia que si no es garantizado la existencia de la democracia puede ponerse en duda. Cosa que inexplicablemente no pasa con la salud, educación, vivienda, etc.
Soy defensor acérrimo de la libertad de prensa, aun cuando sé que los medios de comunicación son actores políticos que muchas veces no actúan abiertamente, es decir, que defienden intereses políticos y económicos sin dejárselo claro al público. Es más, los ocultan en aras de una imparcialidad casi imposible.
Pero aun así defiendo esa libertad porque es necesaria para una verdadera democracia así en no pocas ocasiones se mienta o informe a medias. Ahora, creo que los medios deben manifestar abiertamente sus intereses -que están en su derecho de tener-, porque el público tiene derecho a la información, y saber desde qué posiciones se les habla es parte de esta.
Por otro lado, el asunto de la libertad de prensa no puede tener una doble moral. El oficio del periodismo no puede ser defendido en unos casos y en otros no. No debe haber un doble rasero, no puede haber periodistas de primera o de segunda, así unos sean más conocidos que otros, unos medios sean más grandes, o unos hablen desde unos intereses diferentes.
Por lo anterior defiendo también a los periodistas de los medios alternativos de comunicación. Esos periodistas que no cuentan con los recursos de las grandes cadenas, ni la infraestructura adecuada, que quizá tienen errores de ortografía a veces, pero que surgen del seno de las comunidades y con las uñas hacen cubrimientos e informan, sin mucho eco, lo que pasa en regiones olvidadas que no dan “rating” o que no conviene mostrar. Estos mismos que cubren en muchos casos los atropellos que sufren las comunidades por parte de la fuerza pública, los paramilitares y la guerrilla, y que también los sufren en carne propia (ver carta de apoyo a periodistas de medios alternativos).
En Colombia esta doble moral existe en muchos casos. Un ejemplo claro de ello es lo que sucede con Hollman Morris, gerente del canal público Canal Capital; que fue amenazado por el grupo criminal de origen paramilitar conocido como Los Rastrojos.
Me refiero a que no basta solamente con informar que el periodista denunció que fue amenazado, se trata de que los medios de comunicación y los periodistas nos pronunciemos públicamente rechazando estas intimidaciones. Así como cuando amenazaron a Ricardo Calderón, el gran investigador de Semana, y se oyeron las voces de rechazo desde el gremio periodístico.
En este caso debo ser justo y decir que algunos medios y organizaciones se han solidarizado con Hollman (ver), pero también debo señalar y condenar las declaraciones del periodista Darío Arismendi, que ha desestimado las denuncias de Morris, llegando incluso a calificarlas como “autoamenazas”, al mismo tiempo que desprecia el trabajo de Canal Capital (escúchelo aquí).
Esto es muy grave porque todos sabemos que Hollman ya ha sido amenazado anteriormente por su trabajo, y no es un secreto para nadie que Colombia es un país donde se asesinan personas por pensar diferente, y los periodistas –especialmente los que informan lo que a algunos no les conviene que se informe- son un blanco de la violencia.
Aprovecho entonces estas líneas para decir que como periodista me gusta ver a la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), al Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB), y demás organizaciones defensoras de los periodistas, pronunciándose contra las amenazas a Morris, pero también me gustaría verlas rechazando las declaraciones vergonzosas de Darío Arismendi, y verlas rechazando la violencia que también sufren los periodistas de medios alternativos.
Sé que esto no va a suceder, o cuando menos será difícil que suceda sin la presión ciudadana. Pero quiero pensar que estoy equivocado, y que no existe la doble moral que menciono. Quiero pensar que la solidaridad en el gremio de los periodistas y la defensa de la libertad de prensa como derecho, no discrimina y es real.
“Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas", George Orwell.
¡Feliz día colegas!
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